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Cornudo de cumpleaños. El peor/mejor día para un hombre como tu.

La gran protagonista de este relato es María. El otro soy yo. Somos una pareja joven, ella tiene 26 y yo tengo 28. María tiene una figura de ensueños, estatura media, flaquita, pechos operados y una colita a punto que no pierde ocasión de mostrar. No es exuberante pero si muy sexy.

Era una tardecita de otoño pero afuera el clima era agradable. María se estaba preparando para la fiesta que teníamos en un par de horas, el “gran” cumpleaños de su amiga Carla, mientras yo miraba una nueva serie de Netflix esperando que pase el tiempo. Los hombres saben que nosotros nos arreglamos con un pantalón de vestir y una camisa pero ellas siempre son un poco más rebuscadas. Además, María tiene una particular obsesión por provocar que requiere, a veces, de un rebusque para que sea sutil.

En verdad la serie no era muy entretenida, más bien era un tanto monótona así que le puse a pausa y me fui a charlar con mi novia. María planchaba en el cuarto, yo me acosté en la cama que se encontraba detrás.

María: Que pasó? Te aburriste?
Tomi: Si, la serie es un embole, le falta acción.
María: Bueno, quizás tengas acción esta noche.
Tomi: Jajaja, eso suena divertido.
María: Sabes qué? Carla me dijo que invitó a unos amigos españoles de Lauti (novio de Carla) que están en el país.
Tomi: A eso corresponde tu comentario anterior?
María: Jajaja, no mi vida. Nada que ver, solo te comentaba.
Tomi: Bueno, esta noche portate bien. Van a estar muchas parejas de amigos y no quiero quedar como un cornudo delante de todos.
María: La verdad no ofende (se sonrió y me guiñó un ojo).
Me levanté y me fui a seguir con la serie esperando que en algún momento llegara la acción.

Como a la hora María llego al comedor ya para partir. La verdad que estaba muy sobria para ser ella. Un top floreado, pantalón negro ajustado y unos zapatos de plataforma. Me llamó mucho la atención que no se hubiese puesto una mini o un short cortito como acostumbra a hacer. Quizás se había tomado muy a pecho mi petición. Agarré las llaves del auto y partimos.

El salón era bonito y moderno, tenía unos cuantos sillones con mesas bajas y un patio calefaccionado donde habían preparado unos bocaditos. Varios de nuestros amigos andaban por ahí con sus parejas así que comenzamos a saludar y charlamos con unos y otros. Carla nos indicó que nos podíamos sentar donde queramos.

Cuando nos invitaron a sentarnos para la cena nos acomodamos con dos parejas de amigos y pedimos las bebidas. Los demás se pidieron un vino y yo una gaseosa, tenía que volver manejando.

Mientras comíamos, notamos que los gallegos que me comentó María se encontraban a dos mesas de la nuestra. El acento particular que tienen no daba lugar a dudas y alguien de la mesa preguntó quienes eran. Mi novia comentó que eran amigos de Lauti y nadie le dio demasiada importancia al tema.

La comida continuó con normalidad, charlando de temas vánales, fútbol, moda, etc. llegó el brindis y después se activó la pista. Las luces bajaron y la música subió, yendo todos al medio del salón para comenzar a bailar.

Aquí viene lo interesante del tema. Debajo del pantalón negro de María se comenzó a traslucir una diminuta tanga que brillaba por el efecto de la luz negra que suelen tener los boliches y que tienen la cualidad de resaltar todo lo blanco.

Yo me quedé atónito mientras María sonreía festejando su triunfo. Sin embargo, yo no era el único. Uno de los gallegos estaba embobado mirándole el culo a mi novia mientras codeaba a los demás sin sacarle los ojos de encima. No le di demasiada importancia acostumbrado a que esas cosas me pasaban todo el tiempo y seguí bailando con todos nuestros amigos.

Tipo 2 am los chicos decidimos parar y nos fuimos a la barra a tomar algo (me hice un permitido y tomé una copa de vino). Desde ahí miraba a mi novia que no paraba de mover esa cola de manera muy provocativa, notando que algunos de mis amigos también observaban esa tanga que no dejaba de brillar, tanto como María.

Luego de un rato, en el cual ya me había distendido en la charla con mis amigos, noté que mi novia no estaba más en la pista así que me acerque a la ronda de chicas y pregunté por ella. Me dijeron que se había ido al baño con Rocio, una de sus amigas solteras. Volví con mis amigos y seguí charlando olvidándome del tema.

A la una me dieron ganas de hacer pis así que encaré para el baño cuando en el patio me encontré a mi novia, su amiga y el gallego (que previamente la miraba sin parar) charlando. El gallego comentaba algo sobre la noche madrileña y las chicas lo miraban embobadas. Era alto y de espalda ancha.

Me acerqué y mi novia me dijo: Mi amor! Te presento a Jordi, es amigo de Lauti y vino a Buenos Aires por unos días.

Tomi: Hola Jordi, bonita ciudad, no?
Jordi: La verdad que si, sobre todo por las mujeres (todos reímos).
María: Estábamos hablando de irnos, ya es tarde. Me preguntaban los chicos si podíamos alcanzarlos.
Tomi: Si, dale. No hay problema. Ro, vas para tu casa verdad?
Rocio: Si, con que me arrimes un poco está perfecto.

Los cuatro encaminamos para el salón, saludamos a la cumpleañera y a nuestros amigos. Todas las chicas hicieron gestos de broma a Rocio por irse con el gallego.

Yo subí con María adelante, y Jordi viajaba atrás con Rocio. Por supuesto que no iba a dejar a la pareja del asiento trasero a cuadras de la casa. Así que paré en la puerta del domicilio y Rocio abrió la puerta. Nos saludó y se bajó, para mi sorpresa, sola.

En ese instante me di cuenta que había caído en la trampa y pregunté. Jordi, vos vas un hotel?.
María: No mi amor, le dije que se podía quedar en casa. Total tenemos una cama de más.
Tomi: En casa?
María: Si, se va a quedar en casa y yo me voy a pasar al asiento de atrás con el para que no se sienta solo.

Mi novia pasó para atrás y mientras yo manejaba veía por el espejo que los dos se besaban apasionadamente mientras el gallego tomaba con una mano el culo de mi novia. La pija se me comenzó a parar.

Mi novia tuvo gesto de correspondencia y acariciaba su bulto con delicadeza con una mano mientras con la otra se abrazaba a su cuello y lo besaba.

En un momento escuché el ruido del cierre de un pantalón y no pude resistir torcer la cabeza. Vi como mi novia se metía la pija gigante del gallego en la boca suavemente, mientras este me decía: que bella es tu novia Tomi, que pasión que tiene por la polla.

María continuó chupandosela las 7 cuadras restantes hasta que llegamos al dpto.. Se acomodó los pelos y subimos el ascensor a todo apuro. Ellos se besaban y el gallego metía su mano en la cola de mi novia por debajo del pantalón mientras yo miraba el espectáculo.

Cuando entramos al departamento, María nos llevó de la mano a los dos hasta el cuarto. Nos pidió que nos acostemos y se paró en la punta de la cama de espalda a nosotros. Sacó su cola para afuera y lentamente comenzó a bajarse el pantalón asomándose su tanguita blanca hasta quedar toda al descubierto. Se sacó el pantalón y la remerita y se dio vuelta. Me miró y me dijo “mira esto cornudo”. Nuevamente comenzó a chuparle la pija al gallego.

Yo no aguantaba la excitación y empecé a pajearme, María cabeceaba y el gallego gemía.

Mi novia saco la boca de la pija y me pidió que le chupara la concha, asi que me pusé detrás, corrí su tanga, y mientras ella seguía con lo suyo, yo metí mi lengua como nunca .

María salió en un momento con la cocha empapada de excitación y se sentó sobre Jordi comenzando a moverse con desesperación. La pija del gallego era imponente e María lo hacía notar: Jordi, que pija tenés hijo de puta!!

Jordi sacó de encima a María y la apoyó contra el respaldo de la cama, acto seguido se puso atrás y apoyo su verga en la concha y comenzó a empujar. María pegó un grito agudo y Jordi comenzó a bombear haciendo tope con su pija gruesa y ancha. Mi novia se desesperaba y me agarraba de la mano mientras yo me pajeaba sin parar.

El gallego la dio vuelta y empezó a garcharla en posición de misionero. María entre gritos me pidió que le meta la pija en la boca así que fui y cumplí, me agarro la pija con pasión y comenzó a comérsela mientras Jordi le daba con toda su energía.

El gallego, un poco aburrido ya, levanto la cintura de María y empezó a puertear su ano. Mi novia pedía a gritos que le rompiera ya el culo y así fue que despacito comenzó a meterle la pija, yo me senté a ver esa maravilla e María gritaba como un animal.

El gallego empezó a desesperarse y María me miraba fijo a los ojos.
Jordi estaba por acabar. Bombeo un par de veces más y tanto su cara como la de María lo dijeron todo. La cola de mi novia estaba llena de leche y solo basto que se diera vuelta para que empezara a rebalsar. Salió corriendo al baño mientras el semen caía por sus piernas e iba cayendo al piso dejando un camino al pasar (algo así como hansel, pero de semen)

Yo, por supuesto, acabe en el acto.

Mi novia volvió del baño, le dio un beso a Jordi y le agradeció que la cogiera así. Después nos dormimos los tres