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La novia de mi mejor Amigo y el arte del chapulineo. Cap.1

Capítulo 1: La chica de mis sueños

   Con el tiempo terminé aprendiendo dos cosas muy importantes. La primera de ellas es que las mujeres son impredecibles. Un día te aman y al otro día te odian y nunca vas a saber del todo la razón de ese cambio tan abrupto. Ellas saben todo, se enteran de todo y tienen el don de ser mucho más sutiles y silenciosas que los hombres, por algo saben mentir mucho mejor. Muy probablemente sea esta la razón por la que nunca llegué a entender muchas de las cosas que me pasaron con respecto a algunas chicas con las que salí, pero seguramente ellas tenían bien en claro todo lo que ocurría. La segunda cosa muy importante que aprendí está relacionada con la primera y la terminé aprendiendo después de cometer un gran error, como la mayoría de las enseñanzas. Esa cosa es que: los amigos y las chicas que te gustan, no se mezclan.

   Me llamo Manuel, tengo 19 años y hace aproximadamente un año perdí la oportunidad de estar con una mina hermosa por una estupidez. La primera vez que vi a Micaela me quedé totalmente abobado con su belleza. Es una piba divina, de ojitos claros que te atrapan y unos labios carnosos que deseas besar constantemente. Nunca llegamos a darnos más que unos inocentes besos, pero era evidente que los dos nos moríamos de ganas de estar juntos. Por el simple hecho de que nunca fui muy rápido a la hora de conquistar mujeres, decidí invitarla a los pocos días de conocernos a que pasara un día en el club conmigo y mi grupo de amigos (mixto). Pensando que solo quería ser eso, su amigo, ella aceptó y ahí fue donde conoció a Guillermo, mi mejor amigo de hace año. El destino me tenía preparada una daga en la espalda y después de que dormí con Mica, Guille se la terminó encarando y estuvieron juntos enseguida. Yo me enteré al instante, pues los vi mientras se besaban en una de las tantas fiestas de verano del club. En ese momento no sentí nada, pero al día siguiente estaba maldiciendo por haber perdido la oportunidad.

   Micaela se sumó rápidamente al grupo que habíamos creado y allí siguió avanzando en su relación con Guillermo. Era raro verla a ella que había entrado gracias a mi invitación, comerse a besos a mi mejor amigo en frente mío sin ningún problema. Claramente debía pensar que yo la consideraba nada más que una amiga, lo cierto es que me ponía muy celoso al verlos juntos y trataba de disimularlo lo mejor posible. Ella no tardó en volverse muy amiga de Paola y Clara, las otras dos chicas del grupo y se sumó al equipo de vóley en el que ellas entrenaban. A final de verano, Guille nos contó a Valentín, Santiago y a mí que se había puesto de novio con Mica y casi como gozándome su relación, me agradeció por habérsela presentado. El único que se dio cuenta que algo raro había ahí fue Sati, que sabía que la chica a mí todavía me interesaba.

   El tiempo fue pasando y la relación de mi mejor amigo y la chica que a mí me gustaba fue avanzando. Al principio pensé que iba a ser algo pasajero, pues éramos jóvenes y un noviazgo serio se veía como algo alejado. Pero Guillermo y Micaela iban cumpliendo los meses y se iban volviendo cada vez más unidos. Se presentaron mutuamente a sus familias, organizaron una escapada de un fin de semana y hasta hablaban de irse los dos juntos el verano siguiente. Con el correr del tiempo se me hacía cada vez más llevadero todo ese asunto, pero había ciertos momentos en los que me quería morir. Es que Guille solía no poder guardar muchos secretos y cada dos por tres nos ventilaba algo de su vida privada. En un inicio no contaba mucho de su intimidad con su novia, pero cuando los meses fueron pasando, con Valen y Santi nos fuimos enterando de muchas cosas.

   – ¡No saben cómo me la chupó anoche!- Nos dijo un día cuando estábamos hablando de sexo oral y él de golpe nos confesó que Micaela era muy buena en ello.

   En otra oportunidad se animó a contarnos que lo habían hecho en la ducha y que fue muy caliente pues los dos no podían dejar de tocarse y provocarse. Cuando cumplieron siete meses de novios, decidieron ir al cine y después a comer algo, pero en medio de la película Micaela se propuso calentarlo y le empezó a hacer una paja sin importarle que hubiera gente sentada al lado de ellos. “Obviamente yo me tapaba con la campera, pero fue increíble. Tuvimos que salir últimos porque estaba todo manchado de leche y no podía limpiarme” nos aclaró y los otros dos lo escuchaban emocionado. Era el primero de nosotros que se había puesto de novio y el que por ende tenía aventuras más interesantes. Los otros tres solo concretábamos de vez en cuando y con mujeres que conocíamos en boliches y no volvíamos a ver. Era como si el destino quisiera refregarme en la cara que mi amigo se había quedado con la mejor piba y que yo iba a estar condenado a verlos juntos. Pero las cosas iban a cambiar…

   Cuando se estaba acercando el verano del año siguiente decidí que iba a ser mi verano. “Voy a ponerme en forma, a salir todas las noches y a encararme a todas las minas que vea” les dije a mis amigos y empecé esa promesa inscribiéndome al gimnasio y yendo cuatro veces por semana. Los cambios aparecieron rápidamente y unos fines de semana más tarde estaba yéndome con una chica divina a su departamento y dejando a Guille, Valen y Santi atrás en el boliche. Al día siguiente los tres me escribieron para ver cómo había sido mi noche y yo le conté con varios detalles lo bien que la había pasado. A pesar de que habíamos intercambiado celulares, no creía volver a verla, pues no era mi estilo y no quería arruinar la noche exquisita que habíamos tenido.

   Sin embargo no fui el único que se puso en forma y las tardes de calor en el club se empezaron a convertir en un calvario. Si Micaela ya estaba buena desde el primer día que la había visto, ese verano se puso mucho mejor. También estaba yendo al gimnasio y su colita redondita y parada lo demostraba de una forma increíble. Su pancita chata y hasta marcadita le quedaba divina y para colmo se bronceaba súper fácil, por lo que tenía un colorcito divino desde el día uno. Mica sabía muy bien lo que provocaba en los pibes y es por eso que le encantaba usar mallas muy reveladoras, sobre todo en la parte de abajo, poniéndose hilos dentales que se le perdían entre las nalgas y daban a la imaginación de cualquiera que la mirase. Eso parecía gustarle a Guille, quien disfrutaba de tocar, acariciar y besar a su novia delante de todos, para que supieran muy bien que estaban juntos.

   Otra de las chicas que había cambiado mucho ese verano fue Paola, la más joven del grupo, que con apenas 18 años contaba con una larga lista de hombres en su historial. Desde pendeja le gustaba andar con pibes de todas las edades y había salido tanto con chicos de la misma edad que ella, hasta con un hombre de 34 años y que para colmo estaba casado y con hijos. Las tetas le habían crecido muchísimo ese año y al igual que su amiga, lo sabía y se abusaba de ellas, luciendo bikinis escotadas y apretadas que resaltaban su increíble delantera. Al parecer se estaba viendo con uno de los chicos del club, pero no era nada confirmado y ella negaba todo, algo que generaba un misterio erótico sobre su persona. “Perdí la oportunidad con Micaela, pero no me va a pasar lo mismo con Paola” pensé yo mientras la veía salir de la pileta y sacarse el agua de la bikini apretándose las tetas contra el cuerpo.

   Ella y yo teníamos muy buena onda y de hecho siempre me había parecido atractiva. Lo cierto era que al ser la hermana de Valentín yo nunca había querido generar discordia en el grupo estando con ella. Sin embargo su hermano no era para nada celoso de ella y de hecho parecía sentirse muy cómodo con la idea de que su “hermanita” fuera una bomba sexual que era el interés de varios pibes. “Cuando se consiga un sugar daddy me va a mantener a mí y a toda la familia” nos decía en broma a veces a los chicos. Fue una noche de finales de diciembre cuando decidí que iba a encarármela y que iba a estar con ella. Ya habíamos tenido algunas conversaciones en solitario y estaba seguro de que ella me tenía tantas ganas como yo a ella. Micaela ya había quedado atrás y ahora me escribía con la hermana de Valen constantemente, generando una tensión que pronto iba a romperse.

   Ese viernes a la noche estaba hablando con ella lo más bien, conversando sobre lo que iba a hacer en el verano cuando de golpe me llegó un mensaje de Guille. “Boludo, tengo que mostrarte algo” me dijo y rápidamente le pregunté de que se trataba. Mi amigo no me respondió y pensando que debía ser alguna estupidez, volví al chat de Paola que me estaba escribiendo acerca del viaje que tenía planeado para los primeros días del año con sus amigas del secundario. Fue entonces cuando vi que me llegó otro mensaje de mi mejor amigo y que se trataba de un video. Abrí el chat de WhatsApp y como la imagen se veía borrosa y oscura no pude ver de que se trataba. “???” le escribí a ver si me explicaba algo, pero Guille simplemente me respondió “míralo”. Empecé a descargarlo y noté que era bastante pesado y enseguida supe que debía ser un video muy largo. Pensando que se trataba de un resumen de los mejores goles del año o algo relacionado con una banda de música que a él le gustaba, le di poca importancia y volví nuevamente al chat de Paola para responderle sus mensajes. Pero la duda me hizo abrir el video una vez que este se descargó y enseguida me quedé helado viéndolo.

   Lo primero que noté es que se trataba de un video de casi diez minutos, por lo que rápidamente me dije a mi mismo que no iba a prestarle atención. Pero la imagen borrosa y que se movía de lado a lado me llamo la atención. Escuché a mi amigo decir “Esperá un segundo” y luego la cámara enfocó en su pija, la cual estaba completamente parada. Una mano se la agarraba y no llegué a pensar en lo que podía ser ese video pues la cara de Micaela apareció de golpe y comenzó a chuparle la pija a mi amigo. Me quedé helado, sin poder moverme y reaccionar. El video seguía avanzando de un segundo en otro y yo estaba apreciando a la novia de mi mejor amigo chuparle la pija mientras observaba a la cámara con esos ojitos claros hermosos.

   – ¡Uff así!- Pude escuchar gemir a mi amigo y noté una sutil sonrisa en la cara de Micaela.

   La pendeja lo hacía de una forma divina. Movía su cabeza hacia arriba y hacia abajo bien lento, saboreándole toda la verga a mi amigo que cada dos por tres le devolvía un suave gemido que a ella parecía encantarle. Su mano seguía agarrándosela con firmeza y lo pajeaba al mismo ritmo que se la chupaba, moviendo esos dedos lentamente sobre todo el tronco de la verga de Guillermo. Él permanecía parado con las piernas suavemente abiertas y ella estaba arrodillada frente a él, totalmente desnuda y deleitándose con la pija de su novio. De vez en cuando se movía hacia un costado y me permitía ver sus preciosas tetitas con las cuales había soñado en más de una oportunidad. La mirada de la chica iba de la cintura de su novio hacia la cámara y cuando hacía esto último, podía sentir como me penetraba y me poseía por completo.

   Sin poder aguantarme las ganas, me recosté en la cama y olvidándome por completo del chat que estaba manteniendo con Paola, empecé a tocarme por debajo de la ropa observando ese video. Apenas había pasado un minuto y medio y yo ya tenía la verga completamente dura, imaginándome que era yo el que estaba disfrutando de aquellos labios carnosos que tan bien se movían sobre la pija de mi amigo. Pude notar como sus labios se ponían brillosos gracias a la saliva y como sus dedos iban acelerando poco a poco el movimiento para darle más placer al protagonista. Me había cautivado completamente y no podía dejar de apreciar esa increíble imagen que tanto me gustaba. En ese momento me di cuenta lo mucho que había estado esperando un video prohibido de Micaela y lo increíblemente eficaz que era a la hora de calentarme.

   Cerca de los tres minutos mi amigo le dijo que se acostara en la cama y ella lo hizo rápidamente. Él se subió al colchón y reconocí que se trataba de la habitación de Guille, habitación en la cual yo había dormido más de una vez junto a mi amigo. Arrodillándose entre sus piernas, Guillermo utilizó la mano libre para mojarle la concha a Mica con saliva y luego se agarró la pija y sin dejar de filmar se la fue metiendo lentamente hasta que esta la tuvo toda adentro. El gemido que la chica emitió me puso como loco y me llevó a sacarme la verga del pantalón y a empezar a pajearme con muchísimas ganas. Una respuesta de Paola apareció sobre la pantalla y sin dudarlo la saqué rápidamente para continuar apreciando el video que mi amigo me había mandado. Seguía sin poder creer lo que estaba viendo. Me encantaba, me cautivaba, me volvía loco.

   La imagen me mostraba a Micaela acostada boca arriba sobre la cama, con las piernas abiertas de par en par y levantadas en el aire mientras que su novio se la cogía arrodillado, moviéndose hacia adelante y hacia atrás con ganas. Guille no perdió el tiempo yendo lento y suave y se la fue cogiendo cada vez más rápido hasta que ella no pudo aguantarse las ganas y empezó a gemir. Subí un poco más el volumen para apreciar el sonido del video y me quedé fascinado al escuchar como Mica gemía como loca, gozando de la verga bien dura de mi amigo. La cámara rápidamente paneo hacia arriba y me mostró el resto del cuerpo de la chica, permitiéndome ver como ella se apretaba las tetas con fuerza y como su boquita abierta dejaba escapar esos grititos preciosos que tanto me motivaban.

   – ¿Te gusta? ¿Te gusta cómo te estoy cogiendo?- Le preguntó mi amigo y noté un tono de agrandado en su voz, como si ya desde ese momento supiera que ese video me lo iba a mandar a mí.

   Ella le respondió que sí entre gemidos y su voz se perdió con los gritos cuando Guillermo aceleró aún más el ritmo para darle más duro. La cámara volvió a enfocar la cintura de Micaela y pude apreciar nuevamente como su conchita se abría de par en par para recibir la pija totalmente dura de mi amigo. Sin darme cuenta fui acelerando yo también el ritmo al que me tocaba, tratando así de imitar el video de alguna forma. Lo único que veía de mi amigo era su cintura, parte de sus piernas y su pija que entraba y salía de la concha empapada de su novia, por lo que podía tranquilamente imaginarme que era yo el protagonista de ese video. Y eso fue lo que hice, pues me mordí los labios, volví unos segundos hacia atrás y superponiéndome a la voz de Guillermo, le pregunté a Micaela si le gustaba la forma en la que me la estaba cogiendo.

   – ¡Ay sí! ¡Me encanta! ¡Ayyy!- Gritó ella y mi cabeza me hizo imaginarme que era yo quien recibía esa respuesta, lo que me llevó a cogérmela más y más rápido.

   Cuando habían pasado los seis minutos de video, cambiaron de posición y ella se puso en cuatro contra el borde de la cama. Guillermo se paró detrás de ella y enfocó en primer plano el ojete hermoso de Mica, para poder acariciárselo mientras la cámara seguía el recorrido de su mano. Segundos más tarde se acercó a ella, apoyó su pija sobre la conchita toda mojada y la penetró bien a fondo, sacándole nuevamente un grito de placer que me voló aún más la cabeza. Con la mano que tenía libre agarró a su novia de la cintura y comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás a toda velocidad para cogérsela como loco.

   Tenía en primer plano el hermoso culo de Micaela y podía ver claramente como su conchita se abría de par en par para recibir la verga bien dura de mi amigo. Este se la cogía como loco, moviendo su cadera hacia adelante y hacia atrás con toda su fuerza y clavándosela bien a fondo. Los gemidos de la chica se oían cada vez más claros y me encantaba como gritaba de placer, disfrutando de que se la estuvieran cogiendo de esa manera y que la filmaran. Todo era tan excitante que yo me pajeaba a toda velocidad, observando cada segundo con detenimiento y disfrutando de todo lo que sucedía. La cámara volvió a moverse hacia arriba y la mano libre de Guillemo sujetó del pelo de Micaela por unos segundos y sus gritos aumentaron y se volvieron más fuertes.

   – ¡Vení! ¡Vení que te voy a dar toda la leche!- Le dijo él alejándose y pude notar nuevamente ese tono de voz exagerada que puso mi amigo.

   Volvieron a la pose inicial del video, pero esta vez se notaba que los dos (principalmente ella) habían disfrutado muchísimo de esos diez minutos. Micaela le agarró la pija con fuerza y empezó a pajearlo a toda velocidad, poniendo su boquita sobre la cabeza y abriéndola bien grande para prepararse para la descarga. Entonces volví a ponerme yo en el rol protagónico y a pesar de que el video no emitía mucho sonido, le pregunté a la novia de mi amigo si estaba lista para recibir mi descarga. “¡Te voy a dar toda la leche pendeja!” le dije mientras me pajeaba a la misma velocidad que ella lo hacía. Pude ver como la leche salía a chorros en el video y segundos más tarde acabé con una potencia que percibí mi semen saltando por encima de mi cuerpo y cayendo encima de mí. La boca de Micaela se llenó de leche y tras recibirlo todo, cerró los labios, tragó y volvió a abrirlos para enseñarle a su novio lo que acababa de hacer.

   El video se cortó y me quedé observando la pantalla negra del celular sin poder creer lo que acababa de ver. Sentía todavía una gran calentura mientras notaba como la mano que sujetaba mi pija se manchaba toda del semen que seguía saliendo ahora en forma de cascada. Con la mano que sujetaba el celular, volví hacia atrás y regresé a la conversación que tenía con mi mejor amigo para darme cuenta que me había preguntado qué le había parecido el video. Pero no le respondí. En su lugar solté el celular y me quedé mirando al techo de mi habitación, rememorando las mejores imágenes de lo que acababa de ver. La boca hermosa de Micaela, su conchita mojada abriéndose de par en par, su cola preciosa en primer plano y su boca recibiendo una descarga tremenda recorrían mi cerebro una y otra vez. No podía dejar de pensar en ello, era inevitable. No había forma de quitarme ese deseo. Quería cogerme a la novia de mi mejor amigo.