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A mi cuñada le gusta que la visite en semana y le de su atole por el culo

La esposa de mi hermano mayor, el cual se encuentra temporalmente trabajando en la capital, se la pasa de lunes a viernes, regresando los fines de semana, para estar con su mujer y sus hijas.

Razón por la cual me ha pedido que, de una vuelta por su casa, para ver si a su familia le hacía falta algo.

Como mi hermano y mi cuñada, me dieron la llave de su casa, yo pensé en darles una sorpresa.

Pero realmente el sorprendido fui yo, ya que, al abrir la puerta de su casa, escuché el televisor con el volumen alto, y después de cerrar la puerta, apenas me asomé a la sala, me encontré a la mujer de mi hermano, completamente desnuda.

Estaba en el medio de la sala recostada sobre el sofá, con sus piernas bien abiertas, penetrando su coño con un consolador de baterías, al tiempo que estaba viendo un video porno en su televisor, gimiendo de placer.

Apenas ella me vio, entró un pánico, lo cierto es que ella no esperaba que yo llegase a su casa, a esa hora de la noche.

Mis ojos de inmediato se clavaron en su coño, justo en el momento en que ella se estaba metiendo, el más grande, y grueso de los vibradores que yo hubiera visto en mi vida.

Por unos segundos me quedé impresionado que, por unos instantes yo tampoco no supe ni que hacer, pero sin quitarle los ojos de encima, dando varios pasos, me acerqué a mi cuñada, sin decirle nada.

Me le quedé viendo a los ojos, al tiempo que, con una de mis manos, retiré las de ella de su coño, haciendo que se sacara el vibrador, que zumbaba, y vibraba intensamente entre sus dedos, completamente mojado por sus flujos vaginales.

Me pareció que mi cuñada estaba tan avergonzada, asustada, o confundida, que se quedó sin atreverse a mover, era como una estatua de mármol, mientras que yo con toda mi calma, me solté el pantalón y mi interior, dejándolos deslizar hasta el piso, por lo que de inmediato apareció mi erecta verga, ante sus ojos.

La mujer de mi hermano se quedó viendo mi parada verga, quizás fue por lo excitada que estiró una de sus manos, agarrando mi verga, y sin titubeó alguno, se dedicó a pasarle la lengua.

Yo no dejaba de observarla, con cara de satisfacción, mientras que ella de estar lamiendo mi verga, paso a mamarla completamente.

Me pareció ver que ella se puso roja como un tomate, y pensé que quizás se avergonzaba al estar completamente desnuda ante mí, con mi verga dentro de su boca.

Pero eso le duró bien poco, ya que, de manera casi automática, volvió a colocar su juguete dentro de su mojado coño.

Así que al tiempo que continuaba mamándome la verga, continuó metiendo y sacando desde lo más profundo de su coño, ese ruidoso aparato.

Hasta que le dije que se lo sacara y lo dejase sobre el sofá, cosa que de inmediato hizo, pero sin dejar de tocar su coño, con sus propios dedos.

En ese momento le dije que, que sacara mi verga de su boca, lo que apenas hizo, tal y como me encontraba comencé a enterrarle toda mi verga bien adentro de su caliente coño.

Pero al verla nuevamente a los ojos, me pareció ver en ellos una mezcla de alegría, y vergüenza, además que no ofreció resistencia alguna.

Cuando comenzó a sentir como mi verga la penetraba, se volvió como loca, pidiéndome que le diera más, y más duro.

A medida que yo lo hacía, mi cuñada comenzó a mover sus caderas y todo su cuerpo restregándolo contra el mío, buscando sentir más, y más adentro de ella todo mi miembro.

Por un largo rato, aparte de que la besé intensamente, un sin número de veces, y le acaricié todo su cuerpo, cambiamos de posición quedando mi cuñada, casi sentada sobre mi dejando que mi verga se deslizase dentro del coño de ella.

La mujer de mi hermano me dijo que no podía creer que le estuviera siendo infiel a mi hermano, conmigo, pero en esos instantes poco le importó, es más, al momento en que me lo dijo, se puso mucho más caliente.

En algún momento comencé a decirle, que no se mortificara, que lo mejor que podía hacer era disfrutar de lo que estaba sucediendo entre ella y yo.

Cuando me vacié por completo, dentro de su coño, por un rato los dos nos quedamos quietos, hasta que yo sin decirle nada, me levanté fui al baño y después de orinar me lavé la verga.

Casi de inmediato ella también fue al baño, se debió asear, por lo que al regresar a mi lado la puse a que me la mamara nuevamente, hasta que se me volvió a poner bien dura, y sin más ni más la tomé por los tobillos, separé sus piernas y la penetré por el culo.

Por lo que al tiempo que ella comenzó a mover sus caderas, yo dirigí mis dedos a su clítoris, apretándoselo sádicamente.

Viendo como toda mi verga una y otra vez se deslizaba dentro de su apretado culito, mientras que ella gemía de placer.

Todavía mi hermano, se encuentra durante la semana trabajando en la ciudad, mientras que mi cuñada, me le gusta que la visite, un par de veces en semana.