
Yo estaba sola en casa, ya que mis viejos se encontraban visitando a mis abuelos y no regresarían en una semana, por lo que pensaba que me encontraba sola, y decidí tomar una siesta en el sofá de la sala.
Ya estaba casi dormida, cuando comencé a sentir que suavemente me desabotonaban la pequeña blusa y de inmediato sabrosa sensación que me produce mi novio, cuando me chupa y besa los pezones de mis senos.
Yo honradamente pensé que se trataba de mi novio, que había llegado, sin que yo me diera cuenta, por lo que lo dejé que continuase.
Pero de momento que me provocó por querer ver, como me chupaba y lamía mis tetas.
Fue cuando me llevé la tremenda sorpresa de mi vida, no era mi novio quien me estaba haciendo pasar tan buen rato, sino quien yo menos pensaba en ese momento, mi propio hermano.
Estuve a punto de ponerme a gritar, pero la verdad es que, al sentir sus labios sobre mis pezones, me dejé llevar por el morboso placer, que mi hermano me estaba haciendo sentir.
Así que, en lugar de ponerme a gritar como una histérica, y armar un tremendo alboroto, sencillamente lo dejé que continuase chupando, y lamiendo mis tetas de la sabrosa manera que lo estaba haciendo.
De mis senos al tiempo que me fue bajando los pequeños pantalones cortos y los pantis, pasó a mi coño, mientras que yo habría mis piernas, él beso y lamió deliciosamente, todo mi coño incluyendo mi clítoris, provocándome un gran placer.
Luego poco a poco, sin dejar de proporcionarme ese enorme placer, fue colocando su verga a la altura de mi boca, por lo que yo también me puse a mamar su parada verga, sin vergüenza ni pudor alguno.
Así los dos continuamos, mutuamente proporcionándonos ese gran placer, hasta que él extrayendo su verga de mi boca, y dejando de seguir mamando todo mi coño, de inmediato me fue penetrando divinamente.
En ocasiones había fantaseado con dejar que mi hermano me viera completamente desnuda, inclusive hasta ponerme a masturbarlo, pero de eso a que me lo metiera nunca.
Por lo que a medida que me siguió penetrando de manera tan divina, yo movía mis caderas, y gemía como una loca, pidiéndole que me diera más y más duro.
La verdad es que no me arrepiento de haber dejado que mi hermano se aprovechase de la situación, ya que yo nunca me hubiera atrevido.
Lo bueno de todo eso es que mi novio, es extremadamente celoso, y en ocasiones no me dejaba ir a las fiestas a la que por motivo de su trabajo él no podía asistir.
Pero basta que le diga que pienso ir acompañada por mi hermano, para que mi novio, de lo más confiado, acepte que yo vaya, aunque él ignora desde luego, que eso significa que ya sea antes, durante, o después de la fiesta, mi hermano y yo nos revolquemos como locos…