
Cuando fuimos a visitar a mi suegro, apenas tomaron asiento en la sala, cuando nos dijo, que tenía que ir al aeropuerto a buscar a mi cuñada, que regresaba de España.

Pero de inmediato comenzó a quejarse de lo mal que se sentía que, si no fuera porque nadie más podía ir a buscarla, él preferiría quedarse en su casa.
De inmediato, mi esposo le dijo, que él y yo, podíamos ir a buscarla, lo que a mí suegro le encantó, pero justo antes de que saliéramos con rumbo al aeropuerto, nos comentó que se sentía algo mareado.
Por lo que, de pendeja, me ofrecí a quedarme para cuidarlo, mientras mi esposo iba buscar a su hermana.
Después de que mi esposo salió, inocentemente me senté a su lado en el sofá, buscándole conversación.

Cuando de momento me ha saltado encima, agarrándome por sorpresa, con fuerza traté de resistirme, pero separó mis piernas, y en cosa de pocos segundos, tras levantarme la falda, y haciendo a un lado mis pantis, ya me había introducido sus dedos dentro de mi coño.
No sé si fue por la violenta de la situación, la manera en que me agarró desprevenida, o la gran excitación que comencé a sentir, cuando sus dedos apretaban mi clítoris, por lo que no pude seguir resistiéndome.

Ya que me quedé como paralizada con mis piernas abiertas, mientras que él acercó su rostro a mi depilado coño, y tras decirme lo sabroso que a él le olía, se puso a mamar mi vulva.
Sumisamente, no hice nada en lo absoluto para quitármelo de encima, ya que a medida que seguía sintiendo como sus labios, y lengua jugaban con mi clítoris, me fue prácticamente imposible rechazarlo.

Me encontraba completamente a su merced, ya no era dueña de mis actos, en mi vida nadie me había tratado de esa manera.

Y así lo siguió haciendo, hasta que me produjo un gratificante orgasmo, yo no sabía ni que hacer, cuando de momento me comenzó a quitar toda mi ropa, y por breves momento, lo único que me dejo puesto fue la corta falda que estaba usando.
Ya que, al mismo tiempo, comenzó a ir quitándose también toda su ropa, y apenas tuvo su miembro fuera, agarrándome por mi cabellera, me obligó a mamar su ya erecto miembro.

Traté de resistirme, pero fue en vano, ya que rápidamente me rendí, y a los pocos segundos, ya sin resistirme, le estaba mamando su verga.
Así pasamos un buen rato, cuando me dijo, que deseaba penetrarme, yo no quería que lo hiciera, pero ya me había quitado toda la ropa, dejándome completamente desnuda.

Tirándome sobre el sofá, me obligó a que separase mis piernas, y sin ningún otro obstáculo me penetró.
Procuré evitarlo, aunque realmente use todas mis fuerzas, pero a medida que comencé a sentir como su miembro se abría paso dentro de mi vulva, instintivamente comencé a mover mis caderas.

Fui sintiendo como me penetraba una y otra vez, mientras yo disfrutaba del placer que mi suegro me proporcionaba, al tiempo que nada más de pensar que él era el padre de mi esposo me excitó muchísimo más.
Esa tarde hasta por el culo me dio, cosa que mi esposo me ha hecho nunca, pero al terminar, yo misma sumisamente me puse a mamar su verga, hasta que hice que se viniera dentro de mi boca.

Después de eso me fui al baño me lavé, y me vestí, cuando regresó mi esposo con mi cuñada, el viejo había salido al bar de la esquina, y yo no me atreví a contarle nada a mi esposo.
Pero desde ese día, cada vez que puedo, voy a visitar a mi enfermizo suegro ….