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El sueño de un esclavo negro – Gay Interracial

Historia XXX – homosexual con negro

Me he despertado. Bueno, pensé que me había despertado. Efectivamente, estaba soñando. Soñando con estar despierto. Me levanté, llevando sólo mi ropa interior. Caminé lentamente por los pasillos, hasta la sala de estar. Allí, me quedé helado.

Había alguien más. Un chico negro, que me daba la espalda. Llevaba sólo un taparrabos, y lavaba el suelo. Y supe (ya sabes cómo son los sueños) que era un esclavo. Mi esclavo.

Le observé durante un rato, hasta que se dio cuenta de mi presencia. Se levantó, bajando los ojos. Tenía unos 20 años, era más alto que yo, musculoso, de piel muy oscura. Me acerqué a él.

Eres mi esclavo -le dije.
No era una pregunta. Asintió con la cabeza.

Así que puedo hacerte lo que quiera, y tú harás lo que yo te ordene -.
Volvió a asentir.

De repente, le puse una mano detrás de la nuca, le obligué a bajar la cabeza y le besé la boca. Tal vez asombrado, no me devolvió el beso. Volví a poner la mano detrás de su nuca, pero esta vez no necesité forzarlo: el esclavo bajó la cabeza y compartimos un beso, que otro y otro, y mi mano tocó el enorme bulto bajo su taparrabos mientras su mano buscaba la mía.

Entonces empecé a besar su pecho afeitado y musculoso y a lamer sus pezones y, cuando mi lengua estaba cerca de su bulto, me detuve y rasgué su taparrabos, dejando al descubierto su enorme y cachonda polla negra. Yo también estaba súper cachondo.

Me levanté y volví a besar su boca. Entonces asentí con la cabeza, y el esclavo se dio cuenta inmediatamente. Empezó a besar y lamer mis pezones, y luego bajó besando mi pecho, hasta mi bulto. Se detuvo un rato, y luego comenzó a olfatear mi ropa interior, siguiendo con su boca el contorno de mi polla.

Después de un rato, me quité los calzoncillos, mostrando mi gran polla blanca. El esclavo abrió mucho los ojos, en señal de adoración.

¿Estás listo para servir a mi polla blanca superior, negro? – le pregunté.
El esclavo me miró.

Será un honor, señor – respondió.
Y entonces empezó a besar mi polla, luego la lamió reverentemente, hasta que se la metí a la fuerza en la boca. El esclavo empezó a chuparla, y era tan bueno en esto que me di cuenta de que no era la primera polla que chupaba. Le dejé hacer hasta que estuve a punto de correrme, entonces le ordené que se detuviera, abriera la boca y mostrara la lengua. El negro obedeció inmediatamente. Puse mi polla sobre su lengua y empecé a masturbarme, y después de un rato una enorme cantidad de carga estalló de mi polla. Inmediatamente el esclavo cerró su boca para no perder ni una sola gota de mi jugo. Después de lamerme la polla, me miró con gratitud.

Hice que se levantara, y le besé de nuevo, y de nuevo, y de nuevo. Luego tomé su mano entre las mías y lo llevé a mi dormitorio. No mi dormitorio real, sino mi «dormitorio de ensueño». Había una cama con dosel. Perfecta para encadenar a un esclavo.

Le ordené al negro que se tumbara, luego agarré una de sus piernas y la encadené a la barra más cercana. El esclavo no se resistió. Cuando agarré la segunda pierna, trató de separarla al máximo, exponiendo su ano. Terminé el trabajo enlazando también sus brazos, y luego lo besé profundamente. Le mostré mi polla caliente, y se la froté en la mejilla.

Luego me metí entre sus piernas, y empecé a frotar mi polla en su culo. El negro gemía, extasiado. Empujé la punta de mi polla dentro de su agujero, y gimió más fuerte. Enseguida me di cuenta de que el culo de mi esclavo no estaba apretado: ya se lo habían follado antes. Empecé a empujar mi polla dentro y fuera de su culo de negro, cada vez un poco más profundo, hasta que forcé toda mi polla dentro de mi esclavo. Él gritó, y yo le cerré la boca con un beso.

Entonces empecé a violarlo. Para ponerme aún más cachondo, decidí insultar racialmente a mi esclavo y ordenarle que repitiera los insultos.

¡Negro sucio! – le dije. – Di que eres un negro sucio -.
Soy un negro sucio, señor -.
Mientras lo decía, se puso más cachondo también.

¡Esclavo negro! –
Soy un negro esclavo, señor -.
¡Negro apestoso! –
Soy un negro apestoso, señor -.
¡Negro esclavo sucio! -.
Soy un negro sucio esclavo, señor -.
¡Esclavo negro maloliente! –
Soy un negro esclavo maloliente, señor -.
¡Negro sucio y maloliente! –
Soy un negro sucio y maloliente, señor -.
¡Sucio negro esclavo maloliente! –
Soy un negro esclavo sucio y maloliente, señor…
En ese mismo momento, le bombeé el culo de nuevo, y se corrió a manos llenas. Una enorme cantidad de carga estalló de su polla de negro lavando su piel negra, mientras gemía por el placer de tomar mi polla en su culo, soportando mis insultos raciales, y descargando su polla.

En ese momento, yo también estaba muy cachondo. Otro bombeo, entonces mi polla llenó el agujero de mi esclavo con una gran cantidad de mi semen. El negro gimió de nuevo, y de nuevo, y de nuevo. Entonces me miró.

Gracias, amo – dijo.
Lo ignoré. Más bien, fui a coger un vaso, se lo mostré a mi esclavo y se lo puse debajo del culo. Inmediatamente se dio cuenta y empezó a empujar con el culo para que mi semen saliera de su agujero. Cuando el vaso estaba medio lleno, lo detuve. Entonces acerqué el vaso a su boca, y el esclavo, sin esperar mi orden, se comió mi semen salido de su culo.

¿Te gusta, negro? – le pregunté entonces.
Me encanta el sabor del semen blanco, amo – respondió. – Lástima el sabor de mi culo de mono… –
Tienes razón, negro. Entonces te violaré una y otra vez, y quizás un día tu agujero sepa a semen blanco -.
De ninguna manera, señor. Siempre será un culo negro. Es como si te masturbaras todos los días en mi cuerpo negro. No se convertirá en un hermoso cuerpo blanco, siempre será sucio y maloliente -.
Cierto, negro. Siempre serás un negro inferior esclavo del mono. Pero has servido bien a mi polla, y te mereces una recompensa -.
Yo no… – comenzó a protestar.
Pero entonces me vio coger dos enormes consoladores, y sus ojos se volvieron a iluminar. Le restregué los dos consoladores por las mejillas, y luego por su agujero abierto, antes de follarle de nuevo, y de nuevo, y de nuevo, alternando los dos consoladores hasta que volví a estar cachondo.

Entonces lo besé, y luego forcé mi polla en su boca.

Esa es tu recompensa, negro – le dije. – Te dejaré comer mi semen blanco y puro sin el mal sabor de tu culo de mono -.
Eso fue suficiente para que él también se pusiera cachondo de nuevo. Le obligué a hacer una garganta profunda, follándole la boca y, mientras tanto, masturbándole. De nuevo, nos corrimos casi al mismo tiempo. Solté la polla de mi esclavo y volví a inundar su negro cuerpo. Unos instantes después, volví a llenar su boca, y el negro se tragó hasta la última gota de mi lefa.

Entonces lo besé de nuevo, y de nuevo, y luego liberé sus brazos y piernas. El semen seguía goteando en su cuerpo, y lo esparcía por su pecho, su espalda, su cara.

Sin embargo, todavía quería humillarlo. Le ordené que se arrodillara y le puse los pies en la cara.

Huele – le ordené. – Y recuerda que los negros huelen mucho peor -.
El esclavo asintió, sonrió y obedeció, y luego, adelantándose a mi siguiente orden, comenzó a lamer y besar mis pies, mis dedos.

Al cabo de un rato, le ordené que se agachara y le até las manos a las varillas de la cama con dosel. Luego cogí un látigo, que le mostré. Sonrió. Empecé a azotar su espalda, sus piernas, su culo, sus brazos, y volví a insultarle racialmente mientras mi esclavo negro gritaba. Luego me detuve, y le azoté el culo de negro durante un rato.

Ya te han follado antes – dije de sopetón.
Es cierto, señor -.
¿Cuándo fue tu primera vez, negro? –
Cuando era más joven, maestro. Estaba en África, y fui violado por mi tío cuatro veces -.
No podía ser superado. Ordené al esclavo que me contara con todo lujo de detalles su primera vez, y luego le metí la polla hasta el culo negro mientras hablaba. Como no estaba lo suficientemente cachondo, cogí mi móvil que había dejado sobre la cama, y busqué un vídeo porno sobre un esclavo negro gay follado por un amo blanco. Eso nos puso a los dos súper cachondos, así que empecé a masturbarle mientras le violaba el culo. Esta vez, nos corrimos en el mismo momento, mi polla en su agujero negro y su polla en mi mano, en su cuerpo, en el suelo. Le obligué a lamerme los dedos, luego le besé, y otra vez, y otra vez.

Qué pena que no seas virgen, negro – dije entonces. – Me encantaría romper el culo de un negro virgen -.
Debería follarse a mi hermano pequeño, señor – respondió el esclavo.
¿Es un negro que también conoce su lugar? –
Había utilizado deliberadamente los términos «que» y «su».

No, señor… – respondió en un susurro, bajando los ojos con vergüenza.
Entonces hay que enseñarle – dije, y el negro me miró, curioso. – Mañana te llevarás a tu hermano aquí, y me ayudarás a encadenarlo a mi cama. Entonces violaré su culo de negro, y otra vez, y otra vez, y cuando descanse violarás también su agujero, hasta que se corra a mano alzada como tú. En ese momento su culo de negro estará listo para ser penetrado dos veces, y violaremos a tu hermano al mismo tiempo, y nos correremos juntos en su culo de negro. Entonces te arrodillarás y empezarás a darle un beso en el culo y, mientras te comes el semen de su agujero negro, yo empezaré a violarte de nuevo. Entonces compartirás un montón de besos de semen con él, dejando que la lefa baje de tu boca a su garganta, y mientras tanto te follaré negro. Te violaré el culo delante de él, obligando a tu hermano a mirar y entender cuál es el lugar de un sucio negro esclavo -.
El esclavo sonrió. Le gustaba la idea de que su hermano fuera follado por su amo blanco superior y de ser violado por mí de nuevo, delante de su hermano, para mostrarle cómo debe comportarse un negro. Supongo que también le gustaba la idea de que nuestras pollas violaran, en una doble penetración, a su hermano de culo prieto y llenaran su asqueroso culo de negro con un montón de semen. Sonreí a mi esclavo en mi turno, tocando mi polla. Estaba deseando volver a violar a mi(s) sucio(s) esclavo(s) negro(s) maloliente(s).