11 Saltar al contenido

Amor de madre. El único amor verdadero. La mujer que te limpio el culo y soporto tus pedos y pendejadas. Ahora esta dispuesta a abrir las piernas para ti. Parte.1

Esta es la historia de Juan, un seguidor q me confió su versión de la historia. Esta es mi versión. Espero que la disfruten

Me llamo Juan, tengo 21 años y viví con mi padre. Cuando yo nací mi madre tenía 17 años y mi padre 30. Puedo decir que le debo mi vida a mi abuela, que, siendo muy religiosa y conservadora, impidió que se hiciera un aborto. La pareja de mis padres se disolvió cuando yo era un bebé. Fui criado por mi abuela y mi padre. De hecho, mi madre vive en otra ciudad.


La familia de mi padre siempre fue acomodada, la de mi madre no. Casi no tuve contacto con ella durante mi infancia, salvo por mis cumpleaños y alguna navidad.


Cuando llegó la hora de ir a la universidad me mudé a la misma ciudad en la que vivía mi madre. Ya en esa época manteníamos charlas por teléfono bastante habituales. Pero siempre fue como hablar con una amiga más que una madre.


El día que me instalé en mi departamento nuevo (pagado por mi padre, pero para mí solo) me llamó ella para felicitarme por mi nueva vida. Yo aproveché para invitarla a conocer el departamento y comer juntos, ya que vivíamos ahora en la misma ciudad. Me dio una respuesta vaga, pero que lo intentaría.
La siguiente etapa fue muy larga. Varias noches de largas charlas, donde fui conociendo a esa mujer y la razón de su frialdad conmigo. En resumen, mi abuela no le permitió acercarse nunca demasiado, la consideraba un ser maligno por querer deshacerse de mí, «pero yo era una chica de 17 años… no podía ni imaginar ser madre», dijo una vez.


Me enteré que fui resultado de una borrachera, no hubo nunca una relación con mi padre. Él era un hombre de «familia platuda» y ella una pobre diabla. Con nuestras charlas cara a cara pude conocer, entender y querer a esa mujer, aunque no la sentía como «mamá». Yo le decía Mabel todo el tiempo y ella me decía Juan.


Haber quedado embarazada tan joven la había marcado. Nunca se embarazó otra vez y nunca se casó. Vivió para sí misma y pudo salir adelante en la vida.


– No está mal vivir solos. Ya lo verás.
– Claro que no. Yo siempre viví solo. Papá siempre trabajando y la abuela siempre fastidiando. Yo pasaba mucho a solas.
– Pero tenías amigos, verdad?
– Sí. Mis amigos del club deportivo al que iba todos los días o mis amigos de la escuela.
-Ah… y chicas?
– Ehm… no. No hubo chicas.
– Pero te gustan las…
– Sí si si! Claro, soy heterosexual. Pero nunca tuve novia. La verdad es que nunca supe hablarle a una mujer.
– Oh… Me siento mal por eso… si hubiera estado cerca…
– No te culpes! Simplemente es así.
– Bueno. Al menos ahora lo hacés bastante bien!
– Porque no siento que esté hablando con «una mujer»…
Me miró con cara de indignación.
– Perdón! Lo que quiero decir es que no te veo como una mujer en el sentido sexual.
– Creo que entiendo…
– O sea… sos super atractiva y…
– Super? Guau, estás mejorando! Jaja
– Quiero decir que tenés un cuerpazo y sos divertida y linda y… lo estoy haciendo terrible…
– No te pongas nervioso… hagamos esto: hacé de cuenta que no soy tu madre, simplemente una mujer en tu departamento. Hablemos como amigos.
– Ok. Voy a tratar…
– De paso… vos sos un chico hermoso y también tenés un cuerpazo. Se nota que el deporte hizo lo suyo.
– Gracias…
Me puse colorado como un idiota.
La siguiente noche que nos vimos llegó vestida muy sexy. Con un gran escote que exhibía sus hermosas tetas y una pollerita apretada que marcaba su cola.
– Guau estás… preciosa!
– Gracias! Es que después iba a salir con unos amigos y… espero que no te moleste!
– No! Para nada!


Pasó delante mío y se dobló para sacarse los zapatos. Su culo se marcó en mis ojos. Podía ver la tanga negra que llevaba bajo la pollera blanca. Mi pene se despertó.


– Uff… mejor ahora. Me estaban matando!
– Querés que te de un masaje?
– Como podría negarme? Jajaja
Nos sentamos en el sillón y puse sus pies en mi regazo. Un rato después estábamos con una copa de vino en la mano y yo aún tocaba sus pies
– Ay! Duele ponerse linda! Jaja
– No necesitás ponerte linda, sos linda!
– Gracias! Pero vos lo decís porque sos un caballero! Una necesita esforzarse si quiere… agradar a los ojos de un hombre.
– Pero lo digo en serio! Estas piernas son hermosas!
Dije eso mientras acaricié toda la extensión de sus piernas hasta los tobillos. Ella dio un saltito.
– Perdón! no quise…
– Nonono… no te pongas mal. Tenés unas manos bárbaras! Es que hace mucho no me tocan las piernas…
– Ah…
– No se si deba decir esto, pero estamos pasándola bien y quiero conocerte mejor… me refiero a que no tengo sexo muy seguido, y la mayoría de los tipos solo quieren ir directo a los bifes… no se si me explico. Espero que no seas de esos…
– No yo no… no creo… aunque no podría decirlo…
– No me digas que sos virgen?
– No… pero solo tuve sexo una vez y fue con una prostituta. Patético!
– Oh… pobre Juan! Es una pena que semejante ejemplar de hombre se desperdicie! Muchas mujeres estarían contentas con vos!
– No sé… vos decís?
– Sos lindo, tenés un lomazo, sos inteligente, sabés cocinar, vivís solo y sabés… tocar a una mujer…
– Perdoname si me pasé… yo…
– Nada. Mirá esos brazos. Da gusto sentirlos. Y no me quiero imaginar lo que se esconde bajo esa remera!
– Querés… querés ver?
– Dale! Mostrale a Mabi esos pectorales!
Me saqué la remera y miré al piso. Cuando levanté la mirada, me encontré con la cara de Mabel colorada y el gesto de sorpresa más sexy que vi.
– Gu-auuu! Sos un potro! No puedo creer que tengas 21 años y seas mi hijo!
– Gracias… Yo tampoco creería que vos tenés un hijo de 21 años. Si parecés de 30! Pasarías por mi novia fácil.
– Que atrevido! Me querés de novia! Jajaja
– No! No quise…
– Tranquilo Juan! Jajaja estoy jugando con vos! No te pongas tan nervioso… ya sé! Necesitamos música!
Pusimos algo movido en una radio y ella se puso a bailar. Me hizo un gesto para que me uniera a ella. Yo le hice el no con la cabeza.
– Vení. Bailar ayuda a soltarse!
– No. No sé bailar!
– Con más razón entonces! Yo te enseño!
Estuvimos un buen rato intentando hacer dos pasos bien y nos reimos mucho. Luego sonó un tema lento.
– Genial!
– Por qué genial?
– Porque vas a aprender a bailar un lento con una mujer!
Me agarró fuerte y se apretó contra mí. Su calor y su perfume me llegaron de golpe. Una vez más mi pene reaccionó. Ella o no lo sintió o no dijo nada para no incomodarme.
– También es lindo así…


Se dio vuelta y apoyó su espalda contra mí. Su culo se pegó a mi bulto y no hubo manera de que no sintiera eso. Pero unos segundos después, con mis brazos en su cintura, ella movió el culo presionando un poco más contra mí. Se sintió tan bien que olvidé que era mi madre la hembra que estaba abrazando y la apreté más aún, hundiendo mi boca en su cuello.


– Ahh… ay no!
Se soltó de golpe, sobresaltada.
– Ehh… que hora es?
– Ehh… las 12:50… Mabel, yo…
– No no… me tengo que ir! Mis amigos… yo…
– Espero que no estés enojada conmigo…
– Nooo lindo… como me voy a enojar con vos!


Me agarró la cara con las dos manos y me dio un suave beso en los labios.

Fin parte 1