
EL AGUJERO DEL CULO DE MI MUJER OLÍA A SEMEN
La esposa tuvo sexo anal con otro u otros hombres justo antes que yo.
Llegué a casa del trabajo un poco antes de lo normal. Mi mujer, Erin, estaba en la cocina con sus bragas de algodón a rayas moradas y un sujetador deportivo. Parecía sorprendida de verme. Tiene un poco de barriga y caderas curvilíneas y un gran trasero. Se giró para sacar un vaso de la alacena y su culo aún me pone duro. Sus bragas parecían mojadas. Me vio mirar y me dijo que acababa de llegar a casa del gimnasio y que aún no se había limpiado. Parecía extraña llenando su vaso. Me miró a los ojos mientras trataba de ocultar una sonrisa mientras tomaba un trago. Sabía que tenía ganas o que ocultaba algo o ambas cosas.
Los padres de Erin habían recogido a los niños del colegio para llevarlos a cenar y al cine. Erin no trabaja, así que tenía un día para ella sola, una rareza.
Supongo que estuvo leyendo su porno MFM todo el día. Una vez dejó su ipad en el baño y leí un poco. Estuvo mal por mi parte, pero me excitó mucho saber que la excitaban varias pollas.
Erin mide 1,70 con pelo largo negro azabache, piel blanca pálida ojos verdes y es un poco gordita. Llevamos 14 años casados, tenemos 3 hijos, una hipoteca y una aburrida vida de clase media habitual. Nos habíamos convertido en compañeros de equipo gestionando el hogar y los niños. Nuestra vida sexual se había convertido en una rutina.
Erin lleva mallas al gimnasio y, como todas las mujeres de allí, se puede ver su ropa interior a través de las mallas. Creo que es una competición no escrita. Una vez, una mujer fornida llevaba mallas rosas y pude ver su tanga negro a través de ellas. En otra ocasión, una rubia muy sexy llevaba las mallas grises tan arriba de la raja que parecía que se las había metido en el culo. Ya no puedo hacer ejercicio ahí, es un culo demasiado tentador que no voy a tener. Aparte del porno para mantenerme vivo, he sido fiel.
Le pregunté qué tal el gimnasio y me dijo que el sillín de la bicicleta de spinning no dejaba de pincharle el culo cuando se ponía de pie para pedalear y que cuando se miraba en el espejo, el tipo que estaba detrás de ella le miraba el culo. Eso la hizo ponerse más de pie y pedalear más fuerte y hacer que el asiento de la bicicleta la embistiera entre las mejillas. Pensó que el hombre que la miraba se ponía duro y le ponía cachondo que alguien quisiera su culo gordo.
Le dije que eso me ponía duro y cachondo y que realmente, realmente quería su culo. Ella sonrió y salió de la cocina. La seguí hasta el dormitorio, donde se subió a la cama y puso dos almohadas bajo sus caderas. Su gran culo en bragas se movía de un lado a otro provocándome. Se bajó las bragas por los muslos y tomé una foto con mi teléfono. Me desnudé rápidamente y me di cuenta de que sus mallas, calcetines y zapatos estaban esparcidos por el suelo.
Me acerqué por detrás y le acaricié las nalgas con la punta de los dedos. Se le puso la piel de gallina. Acaricié ligeramente sus nalgas y mis dedos se deslizaron a lo largo de su raja. Puse mi cara en su culo. Me encanta su tacto. Le abrí las nalgas para ver su culo peludo. Parecía que había semen alrededor de su agujero y algo de semen rezumaba. También olía a semen. Su culo oloroso me puso muy duro.
Supongo que alguien se corrió en su culo antes de que yo llegara a casa. Debería estar molesto, pero no lo estoy. Estoy demasiado excitado. Tal vez no estaba en el gimnasio. Pienso en eso mientras deslizo mi pulgar en su culo y mi dedo en su coño ya empapado. ¿Había una gran polla en su culo minutos antes de que yo llegara a casa? ¿También tenía el coño lleno de semen? Ella gemía y se retorcía mientras yo le follaba los agujeros con los dedos. El precum empezaba a gotear de mi polla palpitante. Me imagino una polla en su coño y otra en su culo y a ella encantada.
Deslizo mis dedos fuera y los huelo. La monto y deslizo mi polla entre sus nalgas. Tiene una grieta profunda y noto su culito relleno. La presiono. Presiono hasta el fondo. Tengo una mano en su espalda sujetándola y otra en su nuca. No me muevo. Saboreo la sensación de estar metido hasta el fondo en su culo y de tenerla inmovilizada y tomándola. Empiezo a deslizarme hacia adelante y hacia atrás lentamente. Y voy aumentando los golpes más largos y agresivos. Ella gime y me pide que me corra en su culo. Le pido que lo repita. Me pide que me corra en su culo. El sonido de su voz suplicando que me corra y el sonido de sus mejillas abofeteándome y el olor de su culo y del semen y de su agujero que se agarra me hacen explotar. De hecho, grité cuando me corrí.
Salgo lentamente de ella. Me agarro la polla y me huelo la mano. Ella me ve y quiere oler también. Me mira a los ojos y me lame la palma de la mano. Sí. Todavía estoy caliente. Sí, puedo volver a correrme.
Me tumbo para que me monte y se corra encima de mí. Normalmente se pone de cara a mí para que pueda sujetar sus tetas. Le pido que se gire. Lo hace. Miro su gran culo. Me la pone muy dura. Mientras rebota, veo cómo se abren sus mejillas y me encanta su culo húmedo, pegajoso y peludo. Se corre con fuerza y yo también.
Nunca dije que me diera cuenta de que el semen goteaba de su culo. Si hubiera llegado a casa más tarde, se habría duchado y yo no me habría enterado. Ahora, cuando dice que va a ir al gimnasio, se me pone dura.